MicroPublic Solidaria
Skip to content

El inventor de Torrejoncillo

11 noviembre 2021

El inventor de Torrejoncillo

Justo Díaz. La semana pasada falleció este constructor de aviones, barcos y rajaceitunas

Le recordamos en este reportaje del 2014

El viajero despistado que llegue Torrejoncillo se sorprenderá cuando, al entrar en el pueblo por la antigua carretera general, escuche las campanadas de un clásico reloj de Plaza Mayor. Si desciende de su coche a curiosear, su sorpresa puede ser aun mayor cuando descubra a una señora que recoge el pan en un teleférico y a un caballero que se hace la manicura de los pies con un cortaúñas gigante, sin necesidad de agacharse.


Hemos venido Torrejoncillo buscando a Justo Díaz Granado, un inventor de 83 años, cuya cabeza no deja de idear. Que su mujer anda fastidiada de los pies, pues le inventa un teleférico para que no tenga que bajar a por el pan. Que quiere saber la hora sin mirar su reloj, pues se queda uno que tiraron de la torre del ayuntamiento de Carrascalejo, lo arregla, lo recompone con el disco de un arado y el aparato empieza a dar unas campanadas que marcan las horas con contundencia.


Justo nació en Portaje. Es zahorí, mecánico y, sobre todo inventor de cosas útiles. “Yo era un agricultor pobre y a mí no me iba eso. Me gustaban los tornillos, iba a los talleres a informarme y en el ejército, me forme como tornero”, repasa tiempos lejanos.
Su primer invento fue cuando el pan blanco estaba prohibido y habían precintado los cedazos que separaban la harina del salvado. Era difícil cernir a mano, una mujer podía estar todo un día para cernir los 33 kilos de una fanega. Mi madre estaba mala de la columna y no podía hacerlo” detalla la situación.


Justo encontró la solución. Hizo una máquina que funcionaba con un pedal de una máquina de coser. Así, su madre pudo cernir gratis y el resto del pueblo, también, pero pagando cinco pesetas por cada fanega. “Cuando un hombre gana cinco pesetas de jornal, yo sacaba con aquella máquina veinte duros diarios ilegales. Era 1940, el año del hambre, yo tenía 10 años y me compraron una bicicleta”, explica Justo.
Después vinieron otro inventos prácticos, que facilitaron la tarea de las maquinas segadoras o el pesaje de los cerdos. Y haciendo la mili, descubrió el “microondas”. “Fue en 1953. Yo tenía que levantarme muy temprano para preparar el café, así que puse un hornillo conectado a un despertador, que se encendía a una hora determinada, y así, ya estaba el café calentito”.


En el año 59, se quemó una trilladora en Torrejoncillo. Justo la reconstruyo. Los agricultores comenzaron a llevarle sus máquinas y acabo abriendo el taller que hoy regenta su hijo. “Arreglaba solo máquinas agrícolas. Torrejoncillo tenía 6000 habitantes, llegaban los primeros tractores, había mucho movimiento de maquinaria y coches nuevos y vi futuro”. Razona aquella decisión.


Además de los inventos útiles, Justo también ha ideado aparatos para pasar el rato. Así se construyó un avión ultraligero con el motor de un Wolkswagen escarabajo y le hizo un Kart al nieto.  El uno voló y el otro corrió.
Justo solo fue a la escuela primaria, pero emplea un vocabulario muy rico y preciso. “Eso es por el trato con la gente y que el oficio te va enseñando y retienes las palabras en la memoria. También he leído muchos libros”, justifica la sabiduría de autodidacta.


Solo ha querido patentar uno de sus inventos, una maquina eléctrica de rajar aceitunas, pero le pudo la burocracia. “Eso de la patente no vale para nada. Roban mucho”, se irrita recordando aquel intento. Disfruta más contando los numerosos premios recibidos en las concentraciones moteras: a su moto Guzzi del año 50, matrícula CC-6235, por ser la más antigua y a él, por ser el motero más mayor.
Entre sus aventuras, la construcción de un barco de chapa con un motor Ebro. “Estuvimos perdidos cinco días por el Tajo, sin poder salir de los recovecos del embalse de Alcántara”, se ríe.
Justo no sabe encender el ordenador y del móvil solo sabe llamar, hablar y colgar. “De eso ya no quiero saber”, avisa para tranquilidad de Apple y Samsung.

El inventor de Torrejoncillo

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Kit Digital

Texto alternativo