
Carnaval Jurdanu visión retrospectiva del Carnaval Jurdanu en Tiempos de Cuaresma (V)
Descubre la rica historia del Carnaval Jurdanu, una celebración ancestral de Las Hurdes que desafía las normas cuaresmales con máscaras, sátira y tradición.
@utor: Félix Barroso Gutiérrez.
Introducción al Carnaval Jurdanu
Se nos fue, como decíamos en la anterior entrega, el año 2022 y nos quedamos sin nuestro rompedor, heterodoxo y libertino ‘Carnaval Jurdanu’. Se nos echó encima el 2023. Año electoral. El 28 de mayo de tal año acudieron los ciudadanos españoles a las urnas para votar en las elecciones municipales. Nuestro calendario fijaba, con la claridad, corrección, rigor y autenticidad que le caracterizaba, que el ‘Carnaval Jurdanu’ debería celebrarse el 18 de febrero en el pueblo de Arrolobos, concejo de Caminomorisco. Eso era lo justo y lo legal. Pero los conceptos de justicia y legalidad puede que varíen según las circunstancias y máxime cuando hay dinero por medio.

El Ayuntamiento de Nuñomoral no quiso dejar pasar la ocasión y se subió al carro, organizando un carnaval paralelo en nuestra querida alquería de El Gasco. La ‘Corrobra Estampas Jurdanas’, siguiendo lo marcado por el calendario trazado en 1991, puso toda la carne en el asador para colaborar con el consistorio de Caminomorisco, como era preceptivo.
Aquella edición en Arrolobos desbordó todas las expectativas. Numerosos antropólogos, etnólogos, etnógrafos, folkloristas, estudiosos de la Cultura Tradicional-Popular…, junto con una pléyade de periodistas y equipos televisivos, se dio cita en dicha alquería. No cabíamos en sí de gozo. ¡Lo que son las cosas! A la hora de la verdad, los casi 6000 euros para gastos referentes a la fiesta no fueron a parar al Ayuntamiento de Caminomorisco, sino al de Nuñomoral. La Administración provincial y regional, sin ser conscientes de la realidad objetiva ni haber investigado en el intríngulis de la duplicidad carnavalesca, no se colocaron las gafas graduadas y su miopía, hipermetropía o astigmatismo y les pasó lo que le pasó a la hora de distribuir con equidad los dineros públicos.

El Carnaval Jurdanu: una celebración con raíces profundas
AÑO 2004: PROBLEMAS EN LA SOCEA
Arribó el año 2024 y el ‘Carnaval Jurdanu’, sin que la ‘Corrobra Estampas Jurdanas’ interviniese en la decisión, volvió a celebrarse en otra alquería del mismo concejo: Cambrón. Nuestro calendario indicaba que le correspondía al concejo de Pinofranqueado. Como no queríamos más polémicas, participamos con el mismo entusiasmo que siempre. Nos alegramos que fuese elegido ‘Rey de los Entruejus’ el vecino de Cambrón, Teófilo García Hernández, compañero que lleva en el grupo de la ‘Corrobra Estampas Jurdanas’ desde que echó a rodar por las alquerías.
Una concurrida edición carnavalera, donde los vecinos de la citada alquería se entregaron en cuerpo y alma, con el fin de que el antruejo llegara a buen puerto. Por cierto, el nombre de la ‘Corrobra’, palabra propia de la zona y que viene a significar algo así como ‘conjunto de personas bien avenidas y dispuestas a matar el rato en sana diversión’, fue añadida al rótulo ‘Estampas Jurdanas’ porque considerábamos que precisaba aún más los fines y cometidos del grupo.
En estas carnestolendas, pudimos cerciorarnos que, a la chita callando, se estaba subvencionando a ciertos tamborileros de la comarca o a algún otro grupito que danzaba al son de la gaita y el tamboril. Los compañeros de la ‘Corrobra Estampas Jurdanas’, ni siquiera sus tamborileros, había recibido jamás un céntimo por contribuir con su buen hacer, durante toda la jornada carnavalera, en los más de 30 años que llevaban de rodaje. Carnaval Jurdanu visión retrospectiva del Carnaval Jurdanu en Tiempos de Cuaresma (V)

Persecuciones y censuras históricas
Nos pareció un terrible, despótico, arbitrario e insolente agravio. Cierto que jamás pedimos un penique; pero que, a escondidas, se pagara a unos y, en cambio, a quienes habían estado siempre al pie del cañón les echasen de comer a parte, era ya pasarse varias líneas rojas. Personalmente, me dirigí a la alcaldesa del concejo, que me reconoció los hechos y quedó en pagarnos 150 euros, como un premio de consolación. Aún los estamos esperando. Nunca exigimos nada; pero lo que no puede ser que haya ciudadanos de primera y de segunda categoría. O todos moros o todos cristianos.
Casi sin darnos cuenta (¡cómo corre el tiempo!), nos presentamos en el actual año 2025. El ‘Carnaval Jurdanu’ estaba programado para celebrarse en el pueblo de La Socea (en castellano, La Sauceda). Por primera vez, en la historia lingüística de Extremadura, se editaron los programas tanto en castellano como en Lengua Estremeña (con S aspirada); variante: habla jurdana. La ‘Corrobra Estampas Jurdanas’ se dispuso con la misma pasión, afecto, disposición, enardecimiento e interés, como cosa acostumbrada, para conseguir una edición carnavalesca que dejara huella.

Se envío a la persona que se encargó de coordinar a los vecinos de dicha alquería los wasaps, audios, fotos y otra documentación, pretendiendo que todos los que participasen en los ‘Entruejus’ fueran conscientes de lo que se traían entre manos. Se hizo mucho hincapié en la gastronomía y en que los vecinos participantes, tal y como marcan los cánones de este arcaico festejo, llevasen máscaras artesanales o, en su lugar, el rostro pintado, mitad y mitad, de rojo y negro. Hubo muchos desencuentros a nivel telemático y telefónico con la coordinadora de La Socea.
Resistencia cultural y adaptación popular
No podemos negar lo evidente. Viendo que ciertos aspectos importantes se nos iban de las manos, insistimos en que el ‘Carnaval Jurdanu’ no era una manifestación folklórica, sino una manifestación que iba más allá y se revestía de gran valor socioantropológico. Una persona que no ha vivido a fondo y no ha participado activamente en esos antruejos y no es consciente de la magia que entraña, no es quien para enmendar la plana a quienes llevamos más de seis lustros metidos en estas conmemoraciones y algazaras que, en tiempos de más atrás, fueron denominadas ‘fiestas de locos’. La locura bien llevada genera una mentalidad más cuerda que los que se creen los reyes del mambo y tiene que ser lo que ellos digan.
Los vecinos del pueblo de La Socea se volcaron, y nadie lo pone en duda, en procurar que la fiesta se llenara de gloria y pusiera una pica en Flandes. Nos cogió a contrapelo un vídeo que nos llegó por parte de dicha coordinadora, donde ella y unos cuantos más recorrían el precioso pueblo pastoril de ‘La Rocasa’, cantando a pleno pulmón la canción de origen y tradición propia del Campo Charro salmantino. Nos referimos a la jota de ‘En casa del Tío Vicente’. Le pedimos que la retiraran de las redes, pues nada tenía que ver con el rico folklore jurdanu. Bien creemos que no se hizo. Intuimos que algo no marchaba bien y lo pudimos comprobar cuando llegó el día del festejo: 1 de marzo de 2025. El día amenazaba con descargar agua a mansalva, como lo demostraban las nieblas agarradas a la montaña.
SE ABRIERON LOS CIELOS

Bajar del autobús, llegar al pueblo de La Socea e ir en busca de los atavíos de pieles fue todo uno. Cuando procuramos por tales indumentos, los compañeros de ‘La Corrobra Estampas Jurdanas’ se percataron que la mayor parte se los habían colocado otra gente a la que no les correspondían desarrollar los papeles propios de tales atuendos. Hubo un tira y afloja. Los nervios se pusieron a flor de piel y nos cercioramos que no había orden ni concierto. Pusimos, en su día, detallado empeño en explicarle a la coordinadora del pueblo, a través de los wasaps, qué prendas de las custodiadas en el Centro de Documentación podían utilizar ciertos vecinos o gente oriunda de dicha alquería, ya que el resto les eran imprescindibles a los miembros de ‘La Corrobra Estampas Jurdanas’. Gran parte de nuestras palabras y mensajes habían caído en saco roto.

Cuando las aguas se serenaron a medias y no las que ya estaban a punto de desplomarse sobre la aldea, se fue en busca del ‘Rey del Entrueju’, el buen amigo Ramón Sánchez Martín, que desempeñó su cargo a las mil maravillas, como lo desempeñaron otro grupo de vecinos y el personal que estaba al frente de la intendencia, sirviendo los cafés, el aguardiente, los ‘matajambris’ y otros dulces tradicionales.
Poco espacio para el gentío que no paraba de llegar, pese a las adversas condiciones climáticas. Desembocó el pasacalles en el ‘volveeru’, que suele hacer de plaza en muchas alquerías jurdanas y dio en picar el aire de abajo. Allí, la gigantesca plataforma de un camión, que no pegaba ni con cola en unos entruejus eminentemente ruralizados, había sustituido al modesto entarimado, necesario en los ‘Entruejus’ para los actos de homenaje y de entronización del ‘pidiol’ (mendigo), elevado a ‘rey republicano’ al ser elegido por el pueblo.
De inmediato, monopolizaron la plazuela el grupo de danzarinas que había creado la coordinadora, ninguna de las cuales llevaba careta artesanal ni el rostro pintado de rojo y negro, y se pusieron a ejecutar unas danzas que, en su gran mayoría, eran ajenas al auténtico folklore jurdanu.
¿A cuento de qué bailar, en unos carnavales, un remedo de la danza religiosa de ‘El Ramu de San Bra’? ¿Qué razones para distorsionar la letra y el ritmo de la danza de ‘¿Las Tres Comadris Borrachas’, conocida comarcalmente con el ‘Baili de la Pata’? ¿Dónde la letra cantada de ese antiquísimo romance, que acompaña los pasos de la danza? Del resto de piezas bailables, no decimos nada, porque, en realidad, son extrañas a los ritmos quinarios o ‘aksaks’ de ‘El Pericón’, ‘La Jaba’, ‘El Espigueu’ o ‘Espiga de la Boa’, el ‘Baili de las Morcillas’, ‘La Jota de las Viejas’, ‘La Jota de dos Pasus’, ‘La Jota Enreá’, ‘La Jota de los Quintus’, ‘La Charrá’, la danza de ‘Valdobinu’…, por citar algunos de los bailes y danzas tan propios y tan singulares de estas tierras.
Tampoco vimos que ejecutaran el ‘Corríu de la Vitoriana’, el Valseu Corríu’, los ‘paleus’ de ‘Las Tias del Tomellal’, de ‘Pacomiu’, de ‘La Pájara Pinta’ o los ‘picaus jurdanus’ del ‘Zapatitu’ y de la ‘Zapateta’ y otros más ‘asentaus’ o ‘brincaus’. La coordinadora convirtió el ‘Carnaval Jurdanu’ en lo que pretendía: una exhibición folklórica, que estaba fuera de todo lugar, máxime cuando no se atiene a los sones de la tierra. En los ‘Entruejus jurdanus’ no caben este tipo de exhibiciones, pues el personal baila de forma espontánea, cuando les sale de las narices y sin vertebrar formaciones de tipo alguna, a no ser que se ejecute algún ‘Ramu’ o ‘Paleu’, de carácter ceremonioso, a fin de homenajear a quienes se les entregan placas o diplomas.
El papel de la sátira y lo grotesco
Con el monopolio de la plaza por parte de la cuadrilla de bailadoras de la coordinadora, la ‘Corrobra Estampas Jurdanas’, motor y artífice del ‘Carnaval Jurdanu’, se quedó a la luna de Valencia y solo pensó en abandonar el corte, pues fueron conscientes que allí no pintaban nada.

Se abrieron los cielos de par en par y el día se volvió fusco y pardo. Caía agua a raudales y el personal no sabía donde refugiarse a la hora de llevar en su mano el cuenco con los garbanzos: un guiso impropio de la comarca jurdana en tiempos de las carnestolendas, porque Las Jhurdes jamás fueron una zona garbancera.
Repetimos hasta quedarnos roncos a la coordinadora que se cuidara mucho la gastronomía, advirtiéndole que se preparasen buenas perolas de ‘pipus con berzas’, acompañados por trozos de espinazo y otros tasajos matanceros, que es la comida típica y tradicional de los antruejos. ¡Pero como si la habláramos a una pared! Los más de 30 miembros de la ‘Corrobra Estampas Jurdanas’ acabaron largándose en sus autobuses, mientras la lluvia continuaba azotando las cordilleras jurdanas.
Naturalmente, que la inmensa mayoría de los vecinos de La Socea nada tienen que ver con los desaguisados sucedidos en la jornada. Ellos merecen, como bien han expresado los miembros de la citada ‘Corrobra’ los mayores respetos y un cálido abrazo, al igual que las mujeres de la asociación ‘Los Pinos’, de la localidad de Pinofranqueado, cabeza del concejo, que también formaron parte de la logística.
Carnaval Jurdanu visión retrospectiva del Carnaval Jurdanu en Tiempos de Cuaresma (V)
Lo que no es de recibo es que, ahora, el Ayuntamiento de Pinofranqueado premie a quienes convirtieron los antruejos de La Socea en una manifestación folklórica ajena al carnaval y a las JHurdes y les permita ir al Festival ‘Jato’ este primer fin de semana de abril a representar, nada más y nada menos, que el ‘Carnaval Jurdanu’. ¿Acaso alguien puede adueñarse de un festejo, que es patrimonio de toda la demarcación jurdana y, por extensión, de toda Extremadura, para enviar al Festival ‘Jato’ o a otro tipo de encuentros etnomusiológicos a gente que no tiene la más remota idea de lo que entrañan los rituales o ‘rejuijus’ propios de tan desenfadada y jacarandosa fiesta?
La Enramá Fiesta de Interés Turístico Regional
Como era de esperar, los compañeros de ‘Estampas Jurdanas’, a través del wasap grupal y asambleario, han decidido no participar en ese festival, ya que consideran impropio el asistir en compañía de esa híbrida mezcolanza, que desprestigia por completo una fiesta tan relevante y tan entrañable como ‘El Carnaval Jurdanu’. Se le aconseja al alcalde de Pinofranqueado que lleve a tales festivales a vecinos de su concejo para representar ‘La Enramá’, fiesta también de ‘Interés Turístico Regional’ y propia de su municipio; fiesta a la que, dicho sea de paso, contribuyó a auparla el grupo ‘Estampas Jurdanas’.
Un servidor, que no es servidor de la ‘mala gente que camina / y va apestando la tierra’ (¡oh, mi entrañable Antonio Machado), redactó un informe de corte antropológico sobre ‘La Enramá’ y se lo pasó a mi buen amigo José González de Cáceres, que era el alcalde de Pinofranqueado en aquel año cuando esa fiesta fue declarada de ‘Interés Turístico Regional’. Algún tiempo después, mi pluma escribía en la revista ‘Planve’ lo siguiente: “Con la visita que giró a la localidad de Pinofranqueado el que fuera consejero de Turismo y Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, Eduardo Alvarado Corrales, presenciando in situ la fiesta, adquirió categoría de Interés Turístico Regional.
A ello coadyuvó la corrobla folklórica y etnográfica “Estampas Jurdanas”, que en aquella memorable jornada concentró en Pinofranqueado a un sinfín de tamborileros, danzarines y “ramajéruh”, los cuales, emperejilados de los pies a la cabeza con los más diversos ramilletes de flores y otras hierbas y matas, pusieron una pintoresca nota, como de deslumbrante y desbordante culto a las antiguas deidades de la vegetación, muy en consonancia con el salvaje y bravío paisaje de los valles y montañas de Las Hurdes”.
COLOFÓN
Cerramos estos cinco capítulos haciendo una llamada a los responsables políticos de las diversas Administraciones de la región extremeña. Ante los atropellos y desmanes sufridos por el ‘Carnaval Jurdanu’, considerado por antropólogos, etnólogos, etnógrafos, etnomusicólogos… como una de las manifestaciones más relevantes de los antruejos rurales del mundo hispánico, no cabe otra solución para evitar la descomposición y el deterioro del festejo que ponerlo a buen recaudo.
No se puede dejar en manos de organismos donde no hay personas capacitadas para asumir los valores patrimoniales que subyacen bajo la epidermis de dicha fiesta, como ocurre en muchos Ayuntamientos, Mancomunidades e incluso Grupos de Desarrollo Comarcal.

Cortar por lo sano las arbitrariedades
O se cortan por lo sano las arbitrariedades y se pone bajo la protección de los antropólogos de la Dirección General de Archivos, Bibliotecas y Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura y de los técnicos de los servicios culturales de la Diputación cacereña, o, hablando en plata, se lo acabarán cargando. Y quien dice el ‘Carnaval Jurdanu’, también otras manifestaciones de innegables valores e inherentes a la acrisolada tradición (no tradicionalismo) de las tierras extremeñas. La ‘Corrobra Estampas Jurdanas’, asambleariamente, ha decidido no participar en la representación del ‘Carnaval Jurdanu’ y en los rituales de la ‘Carvochá-Chicharrona’ mientras no se le confirme por parte de los responsables que deben velar por nuestro patrimonio inmaterial, que, en el fondo, es patrimonio de toda la humanidad, que el ‘Carnaval Jurdanu’ ha sido revestido de la protección que necesita. Carnaval Jurdanu visión retrospectiva del Carnaval Jurdanu en Tiempos de Cuaresma (V)

Conclusión: entre la memoria y la identidad
Nosotros, por nuestra parte, seguiremos representando dichos antruejos por los distintos puntos geográficos, ya fueren portugueses, españoles o de otros países, desde se nos invita a participar en distintos encuentros inherentes a la Cultura Tradicional-Popular, casi siempre de la mano de la Federación de ‘Mascararte’, la cual vela, incluso jurídicamente, para que nadie haga de su capa un sayo con el patrimonio inmaterial; de manera especial con todo lo relacionado con los antiguos antruejos. En tales encuentros, representamos con honor y con orgullo a nuestra región extremeña.
Es de esperar que la Mancomunidad de Las JHurdes nos permita disponer de las indumentarias que se custodian en el Centro de Documentación de la mencionada comarca y que, como dijimos más arriba, se confeccionaron para que las llevaran quienes escenifican el ‘Carnaval Jurdanu’, siendo muy conscientes de su significado y transcendencia, y no para que se las coloquen cuatro amigotes y se vayan a correr la tuna a costa del dinero público.
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