
los rituales de la ‘carvochá-chicharrona’ están llamando a tu puerta (II)

Autor: Félix Barroso Gutiérrez
AL PUNTO DE PARTIDA
Andábamos en la taberna de Las Vegas de Domingo Rey engrasando los paladares. Allí, surgió de la ‘corrobra de cantaoris’la voz de un paisano oriundo de La Aldigüela. Abultaba poco; tenía poca chicha, pero su vozarrón se oía a media legua. Cantaba muy bien y, además, le daba un tono lúgubre, cargado de misterio y con ecos de siglos al ‘Petitoriu de las Ánimas’.
Las Ánimas a la tu puerta
llegan con gran devoción.
Dal-le limosna, si puedes;
que salgan del ‘Tenebrón’.
Estribillo: Ánimas son, Ánimas son,
y, si vos compadecéis,
le daréis una limosna
y Ánimas también tendréis.
Aquellos que están casaos
no dejéis de dal limosna,
y ánimas de vuestros padres
subirán hasta la Groria.
Estribillo.
Los que no jagan matanza
no dejéis de dal limosna,
que daréis lino o centeno
o tamién cualquiera cosa.
Estribillo.
En la nochi de las Ánimas,
debéis tenel atenciones:
dejal ampié de la lumbri
un cuencu de socochonis.
Estribillo.
Aquel que cierri la puerta
con la tranca y el trancón,
s’encontrará a las Malsánimas,
y derecho al ‘Tenebrón’.
Estribillo.
A Juan García Atienza le cabalgó el escalofrío espinazo arriba. Comentó: ‘solo por esto, por este cántico de la tradición oral, bien ha merecido la pena las fatigas pasadas en el puerto del Esperabán’. Se levantó de la mesa y estrechó en fuerte abrazo al ‘cantaol’. Luego, encargó al tabernero que prepara un buen guiso de carne para los cinco o seis de la cuadrilla. Pagaba de su bolsillo. Entre ellos, había un buen alma caritativa. Como no había posada en la aldea, él se encargó de buscarnos acomodo para pasar la noche. Fue el primero que se retiró de la fiesta. Tenía que madrugar. Debería ir a cargar a Pinofranqueado un viaje de aceitunas para el molino. Tenía un ‘camioneto’. Se ofreció a llevarnos. El coche lo había dejado Juan en La Aldigüela. Pinofranqueado solo quedaba a 15 kilómetros. Aceptamos la proposición los ojos cerrados. El camionero, que, si mal no recuerdo, no era de Las Vegas, sino de un pueblo cercano, nos dijo: ‘-Viene la mi mujé conmigo. Os tocará ir en la caja. A las siete en punto de la mañana os quiero ver al pie de la carretera’. Dicho y hecho. Nosotros seguimos de verbena hasta que el mesonero cortó la cuerda. Al día siguiente era lunes y había que currar. Eran las dos y media de la madrugada cuando nos metimos entre unas sábanas que estaban tiesas y congeladas. Nos escapamos de ellas, nos vestimos y volvimos a acostarnos. A las siete tocaron diana y, bajo un cielo que amenazaba agua, subimos a la caja del camión.

Nos metimos por una pista de tierra que atravesaba la gran finca de ‘Porteros’. Actualmente, se enclavan estos terrenos en el término municipal del pueblo salmantino de Serradilla del Llano, pero, siglos atrás, fue una de las propiedades comunales que tuvieron los jurdanus fuera de sus montañas. Otras se encontraban tras las fronteras meridionales, como las actuales fincas de ‘Casablanca’, ‘Venta Quemá’ o ‘Monti Muea’. Avatares sociohistóricos, donde siempre les toca bailar con la más fea a las clases más bajas dieron lugar a que todas estas fincas cayeran en manos de la aristocracia o de órdenes religiosas. Incluso algunas, pese a que la ley lo prohibía, por ser de titulación comunal, salieron a subasta públicas en las desamortizaciones liberales del siglo XIX. La finca de ‘Porteros’ cayó en manos de la orden benedictina; posteriormente, fue desamortizada. El 25 de marzo de 1936, fecha clave para la región extremeña, dichos terrenos fueron ocupados por jurdanus procedentes del concejo de Casares de Las JHurdes y de la alquería de Riomalo de Arriba, bajo la consigna de ‘La tierra para quien la trabaja’. Esa representativa fecha debería haberse erigido en el ‘Día de Extremadura’, pero la demanda de los movimientos sociales extremeños chocó con la cerrazón sectaria del bipartidismo y de la Iglesia Católica, que se arroparon, como de costumbre, bajo el paraguas de una festividad religiosa. La historia de ‘Porteros’ es muy prolija y muy compleja, pero de ella ya se está encargando Eneida Martín Borrego, periodista y bisnieta de Juan Antonio Martín Iglesias, hijo de la alquería jurdana de La Huetre y cabeza visible de la invasión pacífica de la finca en fecha tan simbólica.

EN LA JORCAJÁ
La pista de tierra iba a parar a los asfaltos de la carretera que conduce al ‘Puertu de lus Casaris’. Un segundo puerto en nuestro camino; pero, ahora, veíamos los profundos abismos desde la caja de un camión. Apenas encumbrar, dieron en orinarse las nubes del cielo. Ya nos lo advirtió el camionero: -‘si veis que llueve, meteros debajo del toldo’. Y fue lo que hicimos. El toldo estaba hecho un rebujo en un rincón del remolque. Nuestras pupilas, fuera; para observar la inmensidad del paisaje. Nos daba el sueño y cabeceábamos, pero el balanceo de la caja nos despertaba al momento. Arribamos a Pinofranqueado sin novedad alguna. El conductor se apiadó de nosotros y nos acercó a La Aldigüela. Total, eran 15 minutos. Misión cumplida. Ya teníamos para contar en los corrillos. Juan se allegó a las montañas jurdanas alguna que otra vez, pero sin ganas de volver a repetir la mentada peripecia. Lamentablemente, se nos fue un 16 de junio de 2011, cuando todavía le quedaban por contar muchas cosas. Se alegraría de saber que el juramento que no le hice cierto día, ya que no deseaba ser un perjuro, se transformó en algo así como ‘palabra dada’ y las musas acudieron en tropel y las líricas pendientes ya emprendieron su camino.

Ciertamente, Juan García Atienza quedó impresionado por aquellos cantos de ánimas que llenaron la taberna de Las Vegas de Domingo Rey de un silencio que se cortaba con afilado cuchillo. Solo se escuchaba la voz cavernosa del vecino oriundo de La Aldigüela. Supo que aquellos cánticos estaban ligados a rituales interaccionados con la fiesta de ‘La Carvochá’, la que se celebraba sobre el enlanchado de las eras de trilla, tan características de la comarca jurdana. El valenciano me apremiaba a meter las manos en las cenizas, aún calientes, so pena de quemarme los dedos, ante el avance de las hordas de una modernidad vomitiva que pretendía arrasar con las esencias más prístinas del mundo rural. Muy cierto que veíamos, día tras día, cómo los mass media hacían escarnio de las ruralidades, envolviéndolas en el papel de lo paleto y atrasado e iba calando, como agua fina, la espuria, individualista y antisolidaria sociedad de consumo, hija del capitalismo sin alma. La nueva e impostada identidad penetraba por cualquier rendija de asociaciones de amas de casa, de centros educativos, de corporaciones municipales… Y todos iban cayendo en la trampa urdida por los centros operativos, con claro sello extranjerizante y ajeno a nuestras seculares raíces. Sabíamos que, si no actuábamos con contundencia e hilando fino, el esperpéntico ‘Halloween’, que, realmente, se convierte en una mamarrachada si no se ha mamado desde la cuna y no pertenece al mundo simbólico de la tribu comunitaria, acabaría apoderándose de sus raíces y sus realismos mágicos. Y quien dice el ‘Halloween’ puede referirse, igualmente, al llamado ‘Carnaval de Plástico’ y a la locura, surgida de la ignorancia más palurda, de querer convertir nuestros pequeños núcleos rurales en ciudades en miniatura, destrozando los responsables con sus manazas las virtudes y consonancias de la ruralidad.

En los años 90, el grupo ‘Estampas Jurdanas’, que hoy puede presumir de haber rescatado de las cenizas y los rescoldos medio apagados antiquísimos rituales, fiestas, bailes y danzas del territorio jurdanu, comenzó a recrear ‘La Carvochá’ en una hermosa y amplia era de lanchas de la alquería de La Horcajada, castellanizado nombre de ‘La Jorcajá’, topónimo que deben mantener en sus labios todos los jurdanus que no tengan complejo por hablar en la lengua que heredaron de sus mayores. Fue todo un éxito. La noticia corrió como la pólvora por los medios informativos. Hubo cierto apoyo municipal y la fiesta en honor de los antepasados fue subiendo muchos centímetros en poco tiempo. Llegó a oídos de gente interesada en la Cultura Tradicional-Popular y por la era fueron pasando primeras figuras de la investigación de campo en los orbes de la antropología, etnografía, etnomusicología, etnología, folklore, historia… Llegó algún que otro equipo de canales televisivos allende nuestras fronteras nacionales y los rituales, alegres y coloristas, en torno a las ánimas, cobraron dimensión internacional.

Hogaño, deben memorizar los lectores de estos renglones escritos a matacaballo, que ‘La Carvochá’, con los consiguientes rituales de ‘La Chicharrona’, que son completamente inseparables, tendrán lugar en la alquería jurdana de El Mesegal el próximo 1 de noviembre. En el tercer y último capítulo de esta trilogía sobre ‘Las Ánimas’ (en negrita y letra bastardilla, al ser un festejo singular y único), daremos más detallada cuenta de lo que se cuece para esa señalada fecha. Nos vemos a la vuelta de la esquina.
«EN CASO DE QUE EL TIEMPO IMPIDIERA LLEVAR A CABO LOS RITUALES DE «LA CARVOCHÁ» Y «LA CHICHARRONA», QUEDARÍAN APLAZADOS PARA UNA FECHA QUE SE ANUNCIARÁ DE INMEDIATO».
los rituales de la ‘carvochá-chicharrona’ están llamando a tu puerta (II)



