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GÉNESIS DE UNA ROMERIA ESPURIA (II)

GÉNESIS DE UNA ROMERIA ESPURIA (II)

GÉNESIS DE UNA ROMERIA ESPURIA (II)

Autor: Félix Barroso Gutiérrez

Descubre la historia y transformación de la antigua romería de San Albín en Santibáñez el Alto, desde sus raíces visigodas hasta su apropiación moderna, en una crítica profunda sobre la pérdida de autenticidad y tradiciones populares.

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GÉNESIS DE UNA ROMERIA ESPURIA (II)

 Panorámica de los parajes aterrazados de «San Albín-Las Fiñas», en cuyo espacio se encontraba la ermita de San Albín y toda su área romeriega. Al fondo, las cercanas montañas de Las JHurdes. (Foto:F.B.G.)

     Hablábamos hace un par de días que, en los parajes que hoy se conocen genéricamente como ‘San Albín’, se levantó una ermita desde tiempo inmemorial.  Bien creemos, a juzgar por las huellas arqueológicas, que sus orígenes se encontraban en algún tipo de templete romano; tal vez relacionado con el dios Mitra y llevado por las legiones romanas de un lado a otro, confluyendo en él elementos solares, táuricos y vinícolas.  Al cabo de los años, este templete, en época tardoantigua, concretamente visigoda, se transformaría en un templo cristianizado, como es el caso de otros que también se colocaron bajo la advocación de San Albín. 

GÉNESIS DE UNA ROMERIA ESPURIA (II)
 Cancho esgrafiado en el área arqueológica de «San Albín-Las Fiñas». Podríamos aventurar diversas hipótesis, pero dejémoslo estar.  Inmediatas a él, fragmentos cerámicos muy rodados, de pastas ocráceas y mucho elemento desgrasante.  Parecen elaboradas a torneta.  No hay perfiles definidos claramente.  (Foto: F.B.G.)

No sabemos por qué rocambolescos caminos llegó la devoción a este santo, uno de los más raros de las hagiografías al uso, para que se alzara con el patronazgo de lo que pudo ser, como ocurrió en otros casos, una basílica o iglesia visigoda.  Posteriormente, al levantarse templos de mayor envergadura por las Órdenes Religiosas, de claras características militares y guerreras, en tiempos de las Repoblaciones Medievales y de lo que se ha llamado absurda y potrioteramente como ‘La Reconquista’, estos monumentos visigodos devinieron en ermitas.  San Albín, o Albino, como también se le nombre, parece ser que fue un obispo francés del siglo VI de nuestra era.  Nació en Vannes, en la Bretaña francesa.  Fue obispo en la ciudad de Angers, después de desempeñar el cargo de abad en el monasterio de Tincillac.  Se le nombra como uno de los mayores promotores del Tercer Concilio de Orleans.  Muchas historias y leyendas hablan de él, refiriéndose, así mismo, numerosos milagros.  La Iglesia Católica lo celebra el día 1 de marzo, fecha en que, justamente, se llevaba a cabo la antigua romería.

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La  virgen de Fátima, imagen sin ninguna tradición en el pueblo de Santibáñez el Bajo, talla moderna e impuesta, a lomos del tractor correspondiente, donde fue procesionada. (Foto:  Archivos Vito Montero Sánchez).

     Nos relataba el paisano ‘Ti’ Adriano Montero Montero, al que ya mentamos en el anterior capítulo, que tal santo siempre fue tenido como el guardián de las viñas, que abundaron en aquellas épocas por los parajes donde se alzó la ermita.  Hoy en día, el topónimo ‘Las Fiñas’ agrupa a un sinfín de diminutas parcelas, denominadas ‘genalis’, donde la generalidad de los vecinos tenía parte.  Estos huertecillos, conformados, sin lugar a dudas, por tierras negras, de primera calidad y bien irrigadas por todo un sistema de rústicas canalizaciones y en parte aterrazados, responden a antiquísimos sistemas de explotación agropecuaria. 

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– El gallo de la suerte en manos del ganador. Romería Santibáñez, 2022.(Foto: F.B.G.)

Con el paso de una economía de subsistencia a otra de mercado, allá por los años 70 del pasado siglo, comenzó su decadencia y, hoy, muchos de tales predios han sido devorados por el monte.  En pasados tiempos, según el relato de Adriano Montero, solo se podía entrar a estas liliputienses parcelas, dedicadas prácticamente al monocultivo de las vides, por los llamados ‘Portillus de las Fiñas’, en épocas concretas.  Tenían su guarda particular, pagado por todos los vecinos.

ROMERÍA POPULAR

     Se arruinó la ermita de San Albín al caer bajo las garras de las Desamortizaciones del siglo XIX y las tierras que la rodeaban se dividieron en lotes y fueron subastadas.  Años más tarde, se instauró una caciquil romería, en torno a la ermita del Cristo de la Paz, en la que se instaba a los vecinos a acudir a misa, pero, luego, a costa de las arcas públicas, eran las fuerzas vivas del lugar (alcalde, concejales, cura párroco, maestros, médico practicante, juez de paz, guardia civil…) y otros arrimados los que participaban en toda una comilona (mucho cabrito y buen vino de cosecha).  Daban vueltas por los bares, llevados de cabestro por el tamborilero o una pareja de saxofonista y redoblante.  Mucho coheterío y jarana.  Los gastos a cuenta de las costillas del pueblo, sacados de las arcas públicas.  La plebe, como cosa acostumbrada, tan solo se quedaba con el olor de los guisos.

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 El vecino Pablo Esteban Aprea, «El Poeta», en su papel de «vegilanti» de los caballos romeriegos. (Foto: F.B.G.)

     Ante los derroteros que había tomado esta discriminatoria y caciquil romería, el que suscribe, dicho sea modestamente, redactó y presentó un proyecto de ‘Romería Popular, rescatando la imagen de San Albín y teniendo como marco de referencia la dehesa boyal y comunal, al ser una gran finca de todos los vecinos, muy ligada a todos los santibañejos desde que les salían los dientes.  Y lo sigue estando, aunque su falta de antropización y su deterioro es ostensible desde que decayeron la explotación tradicional, con sus continuos descuajes, laboreos y ramoneos por el campesinado y se vinieron abajo ciertas leyes consuetudinarias.  Y en estos últimos años aún más deprimida debido a los estragos en las quercíneas deL terrible patógeno llamado ‘Fitóftora’, que genera ‘La Seca’ o ‘sïndrome de muerte lenta’ de la encina, el alcornoque y el roble.

GÉNESIS DE UNA ROMERIA ESPURIA (II)
 Ermita puesta bajo la advocación de San Albín en el pueblo zamorano de Fermoselle.  Sus orígenes se remontan a épocas visigodas, aunque ha sufrido diferentes reformas a lo largo de los años.  Entendemos que nuestra ermita de San Albín tuvo un aspecto parecido.  (Foto: Pág. web Ayto. de Fermoselle).

     El proyecto presentado fue aprobado por mayoría absoluta de la corporación que presidía el vecino Eloy Gutiérrez Montero.  De esta manera, el pueblo pasaba a recuperar una tradición que era suya y que pretendía erigirse en todo un referente festivo para la localidad.  Se convocó una asamblea popular en las antiguas escuelas, a la que asistió el párroco, y se hizo saber que la nueva romería recogía la tradición romeriega de San Albín, cuya imagen sería procesionada en un carro, preparado para la ocasión, y tirado por un par de caballerías y acompañado por tamborileros y paisanos ataviados con sus indumentarias tradicionales hasta la ‘Casa del guarda de la jesa’, que no cumplía función alguna desde que se amortizó el oficio de guarda. 

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Representación del dios Mitra, llevado y traído de un lado a otro por las legiones romanas. Su imagen aglutinaba cultos de carácter solar, táurico y vinícola. Por ello, la imagen del San Albín, como protector de las viñas de los parajes que rodeaban su ermita, conocidos como «Las Fiñas», tiene un racimo de uvas en una mano. (Foto: Joseph Lluesma).

Así mismo, la jornada romeriega estaría jalonada por antiguos juegos de tradición pastoril (el calvu, la jinca, el corchu mieleru, el tiru de la barra, la lucha con garrote, etc.) y otros entretenimientos.  También incluía el proyecto la cata y concurso de vinos de pitarra locales y de frutas de sartén o dulces tradicionales.  Del mismo modo, se contemplaban diversos concursos literarios, tanto en prosa como en verso, usándose la Lengua Castellana o el habla dialectal de la comarca, relacionados con las seculares tradiciones del lugar.   

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  Imagen de la talla de Sal Albín, que se custodia en la ermita del pueblo zamorano de Fermoselle, en cuyo honor se celebra una sonada romería.. (Foto: ‘Torrejoncillo, todo noticias’).

Se expuso que dicha fiesta se llevaría a cabo el primer sábado de mayo, a fin de aprovechar el puente laboral del ‘Día del Trabajo’, celebrado el día 1º de dicho mes, lo que facilitaría la presencia de hijos emigrantes…  Con el tiempo, la comunidad cristiana del lugar consideró la conveniencia de que dicha casa se convirtiera en la nueva ermita de San Albín.  Hasta la fecha, después de haber llovido mucho y calentado el sol con ganas, este deseo no ha cristalizado.

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Procesionando a la impuesta virgen de Fátima por la dehesa boyal y comunal, en la «romería espuria».  (Foto: Archivos F.B.G.)

FIASCO

     No pretendemos caer en pedanterías. ¡El diablo nos libre!  Pero fiasco, como espuria, son palabras que vienen en el diccionario y significan lo mismo que decepción o chasco.   Por supuesto que también viene génesis; una de cuyas acepciones hace mención a una serie de hechos consecutivos que abocan a los más variopintos resultados.  De aquí el epígrafe que encabezan el primero y este segundo y último capítulo.

Fragmentos cerámicos muy rodados, apenas perfilados, ciertos elementos desgrasantes, de posibles vasijas vulgares y posiblemente realizados con torneta.  Área arqueológica ‘San Albín-Las Fiñas’, justamente al lado de LA «Peña de la Mora» («sacra saxa»).  (Foto: F.B.G.)

    Llegó el día del bautismo de fuego y, mientras unos arribaban a la dehesa en vehículos, en caballerías o a peonza, otros muchos decidieron esperar a la puerta de la iglesia para acompañar a San Albín en sonada procesión.  Pero los vecinos expectantes lo que vieron asomar por el portalón del templo parroquial fueron unas andas transportando a una imagen moderna de la Virgen de Fátima, regalada por un vecino con los riñones bien forrados a la sacrosanta ‘Madre Iglesia’.  ¡Menudo chasco!  El cura párroco y su guardia pretoriana de beatas engañaron al pueblo y le sirvieron gato por liebre.  Aquella imagen carecía de toda tradición y no significaba absolutamente nada en la historia religiosa del lugar. 

 Vista cenital del mosaico minifundista del área arqueológica «San Albin-Las Fiñas».  Numerosas y liliputienses parcelas, que han perdido todo su valor en la transición de una economía de subsistencia a otra de mercado consumista-capitalista.  (Foto: S.A.R)

Como la ignorancia es muy atrevida y hay quien piensa que lo moderno viste mejor que lo antiguo, pues se perpetró todo un atentado no solo contra la asamblea vecinal, sino contra los valores tradicionales y el legado de los antepasados.  Una de las ‘sargentas’ que dirigía la orquesta cacareaba y tenía la desvergüenza de pregonar que ‘Santibañi no se podía permitil que se sacara en pruseción un santu chiquininu, feu y descoloríu pol el tiempu”.  Y el pobre de San Albín continuó arrumbado dentro de un hueco que existía detrás del retablo de Sagrado Corazón de Jesús, según nos comentaron los santibañejos Fausto Sánchez Dosado, en aquellos años sacerdote encargado, si no nos equivocamos, de la parroquia de Montehermoso, y Ernesto Casas Corrales, que ejerció como profesor en Madrid.  Todo apunta que la talla, de notoria antigüedad, ya ha desaparecido de donde estaba.  Esperamos que no haya corrido la misma suerte que otras imágenes que conocimos, de muchacho, en el trastero de la iglesia parroquial y que, al parecer, fueron vendidas al mejor postor.

     Necesario es reconocer que la romería siguió su camino y fue asumida y confirmada por la comunidad vecinal como una señera fiesta de la localidad.  Se creó la peña de ‘La Bellota’, que dio todo un impulso al festejo y montó cantina propia.  Lamentablemente, desapareció a los pocos años. Hoy se sigue procesionando a la virgen de Fátima y la propia asociación de mujeres ‘La Candela’ se ha encargado de confeccionar pañuelos con el rótulo de ‘Romería de la Virgen de Fátima’, a fin de que los luzcan los romeros en sus cuellos.  Ello no quita, por las razones señaladas, que esta romería siga siendo espuria, no pudiendo presumir de legitimidad de ejercicio ni casi de origen. 

Eloy Gutiérrez Montero, bajo cuyo mandato se aprobó la celebración de la ‘Romería Popular de San Albín’ en el majestuoso marco de la dehesa boyal y comunal. (Foto: F.B.G.)

Se cometió toda una tropelía, toda una arbitrariedad que puso de manifiesto una ignorancia supina y una falta de respeto al patrimonio material e inmaterial del pueblo.  La falta de interiorización de los que es la auténtica ruralidad y el querer convertir nuestros pueblos en burdas copias de la gran ciudad, no solo en lo tocante a festejos, sino en otros aspectos, como los inherentes a la ornamentación, acarrea nefastas consecuencias y espanta al turismo rural. 

Hubo buenas palabritas por parte de algunos con voz de mando en el Consistorio; tal vez dichas de buena fe, intentando reconducir la fiesta; pero todo se quedó en papel mojado.  De haberse respetado y seguido al pie de la letra el primer programa redactado, seguro que hoy esta fiesta sería una de las romerías más destacadas de Extremadura y, sin lugar a dudas, ostentaría, al menos, el título de ‘Fiesta de Interés Turístico Regional’.  

🔊 Podcast resumen de este artículo por: Helena y Antonio

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