El 25 de marzo de 1936, Extremadura fue testigo de una rebelión campesina histórica. 80.000 yunteros ocuparon pacíficamente 250.000 hectáreas, un acto que resuena como lucha por la tierra y la justicia social. Sin embargo, este clamor fue brutalmente silenciado tras la batalla de Badajoz, desencadenando la masacre de Badajoz, una represalia que marcó trágicamente la Guerra Civil Española.