
A NADIE LE AMARGA UN DULCE (ROBER INIESTA: IN MEMORIAM)
(ROBER INIESTA: IN MEMORIAM)
AUTOR: Félix Barroso Gutiérrez
Contábame un viejo camarada de los modernos tiempos, si es que por tales se pueden considerar los días de aquel año que comenzó en miércoles y la aviación ucraniana bombardeaba cruelmente la población civil del Dombás, que Roberto Iniesta Ojea exclamó: ‘A nadie le amarga un dulce’. El viejo camarada se incluía en cierto círculo cercano al heterodoxo rockero. Septiembre de 2014 y se celebraba el ‘Día de Extremadura’ en una fecha que, según muchos extremeños, entre los que me incluyo, no era la más afortunada para tal celebración. Había otra más importante para la clase social mayoritaria en la región extremeña, la de los obreros de la tierra (jornaleros, yunteros y pequeños campesinos). Pero triunfó el reformismo aliado con el nacionalcatolicismo y subieron al pódium a una virgen y mandaron a hacer puñetas al 25 de marzo. No se nos olvidan los rostros de los artífices ni las ideologías que profesaban. Y fue en aquel día septembrino cuando el presidente de la Junta, José Antonio Monago Terraza, militante del Partido Popular,entregó la Medalla de Extremadura al músico placentino. Monago, antes de presidente de la Junta de Extremadura, fue senador y le pillaron en un renuncio y le sacaron sobradamente los colores. Había viajado entre 2009 y 2010 nada más y nada menos que 32 veces a las Islas Afortunadas, a costa de los fondos monetarios del Senado (dinero público). Los gastos sumaban unos 10.000 euros (aerolínea ‘Iberia’, primera clase). El PP intentó soterrar el hecho, pero la verdad salió a relucir. Viajes de placer, con el fin de visitar a una amante colombiana: Olga María Henao Cárdenas. Lo pillaron ‘in fraganti’ y no sabemos que haya devuelto los 10.000 euros; pero no pasó absolutamente nada. Se fue de rositas y…, ¡milagro!: volvió a ser senador el 18 de julio de 2019. Tanto él, como Rafael Lemus por el PSOE, fueron elegidos por el pleno de la Asamblea de Extremadura senadores en representación de nuestra comunidad autónoma. ¡Viva la paridad del bipartidismo! ¡Inaudito! Se votaba a un señor, que debería estar fuera de la política por las componendas y enjuagues del viaje a Tenerife, cuyo coste salió de nuestros bolsillos. ¡Hatajo de politicuchos que solo van a calentar el sillón, jugar al sectarismo y deteriorar la democracia! No son todos, pero, en la Biblia, quedó escrito: ‘por sus hechos los conoceréis’. También dice el viejo adagio que ‘obras son amores y no buenas razones’.

Pero hablábamos de Robe Iniesta y de los comentarios que hizo, ‘a posteriori’, tras recibir la medalla de Extremadura, a un buen colega suyo y nuestro. ‘Me colgaron una medalla, pero nunca me pondrán un collar al cuello’– afirmó con rotundidad el de ‘Extremoduro’. Todo apunta a que Robe, al que es de sobra conocido que le asqueaban ciertos actos institucionales, por no decir todos, fue a pröposito al Teatro Romano de Mérida. Le interesaba aprovechar la resonancia del acto y del edificio para decir, sin pelos en la lengua, una gavilla de palabras. Sarcásticamente, expresó: ‘Hoy me han coronado como rey de Extremadura’. A continuación, se dispuso a lanzar su discurso, avalado por la ‘autoridad’ y la ‘sabiduría’ de ser ‘un músico extremeño que hace más de 20 años tuvo que irse fuera’. Luego, sacó el escalpelo y cortó por lo sano: ‘No voy a pedir una utopía. No voy a pedir la paz en el mundo, ni que prohíban matar elefantes, ni que se acaba el hambre o el paro, ni que se aumenten los fondos para la renta básica…’ Ya os podéis imaginar por dónde iban los tiros. Tiró a degüello contra políticos e instituciones. Sus palabras llevaban implícitas radicales cargas de profundidad. A Monago y a sus conmilitones, y a otros que tal bailan, debieron ponérsele los güevos de corbata. ¿Desde cuándo la derecha política y económica, liberales a la violeta, reformistas paniaguados o verdeceledones que huelen a rancio y a mercenarismo cidiano empatizan con un ácrata que cantaba melodías como esta?
El 30 de abril, Jesucristo García
Bajó de los cielos pidiendo amnistía
No, yo no soy Jesucristo García
A mí no vienen a verme los enfermos
A mí viene a verme la gente sana
Yo les pongo a todos ciegos
Concreté la fecha de mi muerte con Satán
Le engañé y, ahora, no hay quien me pare ya los pies
Razonar es siempre tan difícil para mí
Qué más da, si, al final, todo me sale siempre bien del revés
Nací un buen día, mi madre no era virgen
No vino el rey, tampoco me importó
Hago milagros, convierto el agua en vino
Me resucito si me hago un canutito
Soy Evaristo, el rey de la baraja
Vivo entre rejas, antes era chapista
Los mercaderes ocuparon mi templo
Y me aplicaron la ley antiterrorista (…)
La impostura está servida. Subirse al carro, transformarse en converso y barrer para la propia casa en tiempos de campaña electoral, o cuando lo pide interesadamente el cuerpo, es propia del camaleonismo político. No me dirán, ustedes, señores encorbatados del conservadurismo, del alcanfor y de añejas ideas trufadas de franquismo, que son fieles seguidores del espíritu rebelde, incendiario, ecologista y libertario de la alocada tribu en la que campaba a sus anchas el músico que tuvo que largarse al País Vasco, porque en su tierra los que estaban encaramados en la cúspide de la pirámide no le prestaban oídos. No se les ocurra decírmelo, porque no me trago esa bola. No me sean hipócritas. No paso a creer que ustedes (me da un no sé qué el tutearles) hayan cantado por las tabernas la ‘toná’de ‘Extrema y dura’: ‘Hizo el mundo en siete días, / Extremaydura el octavo. / A ver que coño salía. / y ese día no había jiñado / Cago Dios en Cáceres y en Badajó’. ¿O es que acaso se han hecho de la CNT, de la izquierda revolucionara y transformadora o incluso de la izquierda descafeinada y a la que, si no se espabila, se le acabará por poner de color asalmonado la flor que apuñan con sus dedos?
Rober no es que fuera un ‘filósofo, el último gran humanista y un literaro contemporáneo de Lengua hispana’. No saquemos las cosas fuera de quicio, que algunos, afectados en demasía por el tromboembolismo pulmonar que se lo ha llevado a los reinos de la Nada, parecen entonar toda una ristra de nenias. Aunque seamos descreídos, decimos, cuando llega el momento, aquello de ‘a Dios lo que es de Dios y, al César, lo que es del César’. Rober ha dejado una profunda huella en la historia de la música. Aparte de un provocador nato, al que nadie le ponía grapas en los labios, por lo que decía lo que pensaba sin andarse con contemporizaciones, fue un imponente artista. Le echó un pulso a la vida y se revolucionó a sí mismo y al entorno que le rodeaba. Pretendía salir del primigenio caos y buscarle un sentido a la existencia. No se casaba con nadie elevado a la enésima potencia y que ocupara pedestales humanos o divinos. Luchaba a brazo partido por oxigenar lo irrespirable. Aunque sus botas estuviesen llenas de sudor, barro y polvo por andar tantos caminos, nunca precisaron que nadie las desinfectase, ya que todas esas viscosidades se las había ganado honestamente a pulso.
Se nos fue Rober y nos hemos quedado algo huérfanos; más, si cabe, cuando nos percatamos que nuestros años jóvenes están en orfandad completa. Ello no quiere decir que hayamos dejado de ser rebeldes y que nos importa un pito lo que cuchicheen a nuestras espaldas. Seguimos en la barricada de siempre y, desde ella, amigo Rober, te contemplamos en la lejanía. Empiezas a ser memoria, y bien sabes tú, que fuiste un incansable lector, lo que nos dejó escrito ese gran escritor y poeta que fue José Luis Borges: ‘Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos’. Que te vaya bien por los inescrutables caminos que no van a ninguna parte.
A NADIE LE AMARGA UN DULCE (ROBER INIESTA: IN MEMORIAM)


