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80.000 Yunteros Extremeños Desafían el Latifundismo, Un Acto Precursor de la Masacre de Badajoz

80.000 Yunteros Extremeños Desafían el Latifundismo

80.000 Yunteros Extremeños Desafían el Latifundismo, Un Acto Precursor de la Masacre de Badajoz

Autor: JC. Vidal 💚 Web Norte de Extremadura

Guía del contenido

25 de Marzo de 1936: La Gran Invasión de Fincas que Marcó un Hito en la Historia de Extremadura y la Trágica Represalia en Badajoz

El 25 de marzo de 1936, Extremadura fue testigo de una rebelión campesina histórica. 80.000 yunteros ocuparon pacíficamente 250.000 hectáreas, un acto que resuena como lucha por la tierra y la justicia social. Sin embargo, este clamor fue brutalmente silenciado tras la batalla de Badajoz, desencadenando la masacre de Badajoz, una represalia que marcó trágicamente la Guerra Civil Española.

El 25 de Marzo de 1936: La Gran Invasión de Fincas que Marcó un Hito en la Historia de Extremadura

El 25 de marzo de 1936 quedó grabado en la memoria de Extremadura como el día en que miles de campesinos, conocidos como yunteros, protagonizaron una masiva ocupación de fincas. Alrededor de 80.000 trabajadores del campo llevaron a cabo este acto reivindicativo, tomando posesión pacífica de aproximadamente 250.000 hectáreas de tierra. Este acontecimiento no solo marcó un punto álgido en la lucha por la reforma agraria en la región, sino que también se ha convertido en un símbolo de la reivindicación social y la identidad extremeña. No obstante, este acto de desafío al poder latifundista sería tristemente seguido por una brutal represión durante la Guerra Civil Española.

Un Contexto de Desigualdad y Esperanza

La situación en la Extremadura de la década de 1930 estaba marcada por una economía fundamentalmente rural, donde el 45,5% de la población activa se dedicaba a la agricultura o la ganadería. La tierra era la principal fuente de riqueza, y su control determinaba la posición social de la mayoría de los habitantes. Esta estructura agraria se caracterizaba por la existencia de grandes latifundios

en manos de unos pocos, mientras una vasta mayoría de campesinos vivía en condiciones precarias.

Con la llegada de la Segunda República, se promulgó la Ley de Reforma Agraria, un ambicioso proyecto que buscaba expropiar los grandes latifundios para redistribuirlos entre los jornaleros. Además, la ley contemplaba otras mejoras significativas para los trabajadores del campo

como la modernización de las explotaciones, la subida de salarios, el establecimiento de la jornada de ocho horas y la implementación de un seguro de accidentes. También se buscaba proteger a los campesinos arrendatarios y obligar a los terratenientes a cultivar sus tierras.

El 25 de Marzo: Un Acto de Desesperación y Determinación

En este clima de expectativas y tensiones, el 25 de marzo de 1936 se produjo la gran invasión de fincas. Miles de yunteros, impulsados por la necesidad y la frustración ante la lentitud de la reforma, decidieron tomar acción directa. La ocupación fue pacífica, pero firme, y demostró la organización y determinación de los campesinos extremeños.

Este acto de protesta no fue espontáneo, sino el resultado de años de lucha y reivindicaciones por una distribución más justa de la tierra. La fecha del 25 de marzo se ha convertido, para diversos partidos políticos, movimientos sociales y colectivos, en una propuesta para ser reconocida como el Día de Extremadura, en homenaje a este suceso trascendental.

La Sombra de la Guerra Civil y la Masacre de Badajoz

El anhelo de justicia social expresado en la ocupación del 25 de marzo se vería trágicamente truncado con el estallido de la Guerra Civil Española. La represión ejercida por el Ejército sublevado tras la batalla de Badajoz en agosto de 1936, marcó un oscuro capítulo en la historia de Extremadura.

La masacre de Badajoz se produjo en los días posteriores a la toma de la ciudad por las fuerzas sublevadas, que se completó el 15 de agosto de 1936. Cientos, posiblemente miles, de civiles y militares defensores de la Segunda República fueron brutalmente asesinados. Aunque la ocupación de tierras del 25 de marzo no fue la única causa de esta atrocidad, sí contribuyó a un clima de tensión y fue utilizada como justificación por los sublevados para una represión despiadada contra aquellos que habían desafiado el orden establecido.

Al mando de las tropas que perpetraron la masacre se encontraba el coronel Juan Yagüe, quien posteriormente sería conocido como «el carnicero de Badajoz» por su papel en estos terribles sucesos. Tras la guerra, Yagüe fue nombrado ministro del Aire por Francisco Franco, lo que evidencia la impunidad con la que actuaron los responsables de esta matanza.

Más Allá de la Ocupación: Un Legado de Lucha Social y Memoria Histórica

La rebelión campesina extremeña del 25 de marzo de 1936 es mucho más que una simple anécdota histórica. Representa un momento clave en la lucha por la justicia social y la igualdad en el acceso a la tierra. Sin embargo, es imposible desligar este acto de reivindicación de la posterior tragedia de la masacre de Badajoz. Ambos eventos, aunque separados en el tiempo, están intrínsecamente ligados en la memoria colectiva de Extremadura, recordando tanto la valentía de quienes lucharon por sus derechos como la brutalidad de la represión que sufrieron.

Este episodio subraya la importancia de la reforma agraria como una necesidad para corregir las desigualdades estructurales en las sociedades rurales. Además, pone de manifiesto la capacidad de organización y movilización de los trabajadores en la defensa de sus derechos e intereses. Pero también nos advierte sobre los peligros de la intolerancia y la violencia en la resolución de conflictos sociales y políticos.

Reflexión Final: Un Día para Recordar, Reivindicar y No Olvidar

El 25 de marzo de 1936 simboliza la voz de aquellos que históricamente han sido marginados y olvidados. La valentía de los yunteros extremeños al tomar las riendas de su destino nos recuerda la importancia de luchar contra la injusticia y trabajar por una sociedad más equitativa. Sin embargo, la sombra de la masacre de Badajoz nos obliga a recordar las terribles consecuencias de la violencia y la represión. Recordar este día no solo es un acto de memoria histórica, sino también un llamado a la reflexión sobre los desafíos agrarios y sociales que aún persisten, la importancia de la justicia social y la necesidad imperante de nunca olvidar las atrocidades del pasado para construir un futuro donde la dignidad humana y la paz prevalezcan.

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